¿Podemos hablar de una industria cinematográfica en Colombia? Si bien muchos dicen que el país va por buen camino, por otro lado, varios consideran que todavía hace falta fortalecer muchos aspectos para que se pueda hablar de una industria local, pero ¿cuáles son estos desafíos y retos a los que se debe enfrentar el audiovisual en el país para poder consolidar una industria y qué es lo que falta para lograrlo?

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Por un lado, es innegable el avance que ha tenido el cine en Colombia desde la creación de una legislación y de las políticas públicas que han tenido como objetivo fomentar y apoyar el audiovisual en el país. Pues es a partir de este momento que se ha podido evidenciar y que se puede hablar de un verdadero crecimiento y desarrollo de la cinematografía en Colombia, que se ha apoyado en la creación de instituciones enfocadas en guiar este proceso como lo son ProImágenes y de entregar fomentos y estímulos a través de financiación pública como el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC) y los demás fondos municipales, como lo podemos ver en el Informe 1 de nuestra investigación, en el que profundizamos sobre el aporte del Estado al fortalecimiento del séptimo arte en Colombia.

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A partir de esos estímulos, según un estudio del Ministerio de Cultura es que se han logrado financiar más de 448 proyectos y se han alcanzado altas cifras como las del 2019, año en el que se estrenaron 48 películas colombianas, tal como lo explica en Informe Cine en Cifras de ProImagénes. Estas cifras aunque muestran un avance significativo en comparación con años anteriores en los que no se estrenaban más de 10 películas nacionales anuales, demuestra que aún falta mucho para consolidar la cinematografía en el país que según varios realizadores como Juliana Zuluaga, aún no es posible incluso hablar de una industria porque para hacerlo es necesario una producción en masa, algo de lo que evidentemente estamos muy lejos en comparación de otros países europeos o de Estados Unidos.

 

También es necesario según Zuluaga, que haya una mayor financiación desde lo privado, pues los estímulos públicos aunque son vario no dan abasto, ni alcanzan a cubrir toda la demanda de proyectos en espera para ser producidos.

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Desde la formación también ha habido un avance. Anteriormente cuando alguien estaba interesado en estudiar cine en el país debía recurrir a estudiar Comunicación Social u otras carreras o finalmente emprender al exterior para cumplir su sueño, como lo es el caso de gran parte de los realizadores colombianos. El pregrado de Cine en la Universidad Nacional de Bogotá era casi que la única alternativa hasta hace dos décadas en la que se podía acceder a una formación especializada en el séptimo arte. Para nombrar el caso específico de Medellín, es apenas hace 15 años que nace la primera facultad de Comunicación Audiovisual en la ciudad con el pregrado de la Universidad de Antioquia, al que le siguieron el de la Universidad de Medellín, entre otras universidades que si bien, aunque ya estaba la alternativa audiovisual, aún no había una formación en cine.  Y es hasta hace apenas tres años que se inauguró el primer pregrado especializado en cine en Medellín en el ITM. De parte de los posgrados ya en la capital antioqueña se cuenta con la Maestría en Cine Documental de la Universidad Pontificia Bolivariana y con el de Creación Audiovisual de la UdeA. Por lo que podemos decir que la formación es un aspecto que sin duda alguna ha tenido un gran avance y ahora podemos encontrar una oferta con la cual ya no es necesario migrar a otros países para cumplir el sueño de hacer cine y esto motiva a los nuevos realizadores a emprender y a ver esto como una verdadera posibilidad.

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Sin embargo, la gran consecuencia de que esta industria sea tan nueva y se haya desarrollado a tan pequeños pasos, es que aún el desarrollo de esta industria está muy ligado a la realización, tal como lo expone Juan José Osorio, Magíster en Estudios de Cine. Aún es muy marcada la ausencia en formación especializada en aspectos fundamentales para la industria audiovisual como lo son la dirección de arte, el diseño de vestuario, iluminación, camarografía y lenguajes audiovisuales.  Para Maderley Ceballos, coordinadora de la Cinemateca Municipal de Medellín, no podemos limitar a industria a la realización y la producción, es necesario abrir un espacio para la formación en áreas como la gestión y la preservación de los archivos.

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Por parte del público y de la aceptación que este tiene frente a la producción local, para Ceballos, “no es que

el público no acepte y no vea las películas colombianas, es que nosotros desde este sector no sabemos llegarle a los públicos”. De igual forma, enfatiza en que para la formación de públicos es necesario generar procesos en los que el cine es una excusa para generar diálogos con la comunidad, para hablar más allá de los aspectos técnicos.

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 “A la gente le gusta mucho el cine colombiano simplemente que no lo conoce, vivimos en un país que no tiene las suficientes salas de cine pero tampoco el suficiente poder para comprar una boleta y el cine no hace parte de su vida diaria porque no hay plata.” Para Maderley es necesario pensar en rutas alternativas para que a la gente le puedan llegar estas producciones y estas puedan ser más apreciadas.

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Las oportunidades para hacer cine en el país son cada vez más y también es indudable que Colombia, y específicamente ciudades como Medellín, se encuentan atravesando un periodo cerativo muy prospero que cada vez da más fruto en nuevos proyectos y realizadores que se están ganando un espacio en el ámbito nacional e internacional. Es un buen comienzo, sin embargo aún queda un largo camino por recorrer de la mano formación más especializada, un mayor espacio de financiación desde el ámbito privado y una mejor gestión desde el sector que genere procesos en el público para que los colombianos puedan ver el cine más allá de lo técnico, sino como una excusa para generar diálogos.