DETRÁS DE LA CÁMARAS DE MEDELLÍN
Memorias de toda una vida de cine
La historia del cine en Colombia, desde sus inicios, estuvo atravesada por una serie de desafíos como la falta de financiación, los escases de recursos y de posibilidades de formación y la poca cultura local sobre la cinematografía colombiana, factores que se interponían en el sueño de muchos creativos de convertirse en realizadores y llegar a producir. Sin embargo, con la creación de varias leyes como la Ley 814 (o Ley de Cine) responsable del incentivo del séptimo arte en el país, el surgimiento de nuevos realizadores y el interés del publico por las producciones nacionales, el panorama ha tomado un nuevo camino y cada vez es más posible alcanzar el sueño de hacer cine en Colombia y en Medellín.
Un antes y un después
El cine colombiano, y específicamente paisa, después de tener un auge en los años noventa con el cine de directores como Víctor Gaviria, atravesó en años posteriores un periodo de ausencia de grandes producciones que tuvieran un gran impacto en la industria. Sin embargo, para Juliana Zuluaga, directora y realizadora, es en el 2016 con la película Los Nadie de Juan Sebastián Mesa que se puede hablar de un antes y un después de la historia del cine local. Luego de esta producción, que es una muestra de la realidad de gran parte de la sociedad colombiana ( y que fue financiada con los fondos públicos como el FDC) se ha abierto el camino a nuevas creaciones y se ha comenzado a ver el cine local con otros ojos.
Crédito: ProImágenes Colombia.
Una apuesta desde la formación
Desde las políticas de apoyo al sector audiovisual en el país además de financiar la producción también se debe apostar a la formación. A partir de esto el Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FDC) asigna anualmente recursos para esto y en el año 2019, la Universidad Pontificia Bolivariana con su Maestría en Cine Documental fue una de las ganadoras. Este estimulo que financia en un 70% el valor total del posgrado (y la universidad el 30% restante) le dio la posibilidad a ocho realizadores de poder formarse a través de una beca completa y dio paso al desarrollo de una nueva cohorte de directores colombianos.
Crédito: Archivo Universidad Pontificia Bolivariana.
Un público que disfruta lo local
La competencia en taquilla de las producciones nacionales con las extranjeras siempre ha sido un desafío para los realizadores colombianos. A pesar de esto cada vez los colombianos le apostamos más al cine local, siendo así el 2019 un máximo histórico para espectadores de películas nacionales (este año se estrenaron 48 cintas colombianas, 7 más que en 2018) ya que tuvo un aumento del 15,2% con respecto al pasado año, es decir, 330.000 espectadores adicionales, según el informe Cine en Cifras de ProImágenes Colombia.
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Crédito: Archivo Cine Colombia.
Internacionalización del cine colombiano
Cada vez es mayor el reconocimiento que están recibiendo las producciones colombianas a nivel internacional. Estrenos en los más grandes festivales de cine del mundo, mayor visibilidad de las películas y algunos de los galardones más importantes de la industria han estado en manos de realizadores colombianos en los últimos años.
El caso del director antioqueño Simón Mesa Soto es uno de los más importantes para la historia del cine colombiano. Mesa fue galardonado en el 2014 por su producción Leidi, en la edición 67 del Festival de Cannes, recibiendo la Palma de Oro a mejor cortometraje, el premio más prestigioso del mundo cinematográfico.
Crédito: Archivo Festival de Cannes.
El papel de las instituciones
Desde la creación de una legislación que apoya el fomento del audiovisual en el país han nacido varias instituciones que se han tomado un papel importante en esta tarea. El caso de Medellín con la Cinemateca Municipal es uno de ellos. Esta que nació bajo decreto municipal en el 2017, ha sido muy valiosa para el crecimiento de esta industria en la ciudad, pues más que de financiamiento cumple una labor de acompañamiento, formación para los realizadores locales que buscan acceder a los estímulos y realizar sus proyectos. De aquí han surgido proyectos como Los Nadie, Matar a Jesús y Eso que llaman amor, en los que además apoyan a realizadores comprando derechos de autor para la exhibición de sus obras.
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Crédito: Archivo Cinemateca Municipal de Medellín.
Medellín, una ciudad audiovisual
La capital antioqueña es la ciudad que más incentivos dota a los realizadores desde la financiación pública. A través de estos estímulos múltiples productoras y directores locales han logrado sacar adelante sus proyectos. El caso de Crisálida Films, una productora de la ciudad de Medellín liderada por Juliana Zuluaga y Tiago Henao, es una muestra del aporte que le han dado las políticas públicas y la financiación a los realizadores, pues las convocatorias de fondos como el FDC y los Estímulos para el Arte y la Cultura de Medellín son su principal fuente de financiamiento y gracias a esta se han podido abrir un espacio en la industria cinematográfica nacional e internacional.
Crédito: Archivo Crisálida Films.
Nuevas promesas
En el crecimiento del séptimo arte en Medellín, va surgiendo una ola de cineastas que le apuestan a sus visiones y se van haciendo lugar en esta especie de "industria" que se levanta. Santiago Giraldo es uno de ellos. Músico, diseñador gráfico y magister en cine documental. Es uno de los talentos emergentes del cine colombiano. Su primer largometraje, La Mirada Desnuda, participaría del Festival Internacional de Cine de Cartagena de 2020. Santiago se pregunta por las formas de abordar la realidad y esa curiosidad es su brújula.
Crédito: Video de Santiago Giraldo para Enla Arboleda.
La fuerza de las historias
En el universo cinematográfico que se ha generado en Medellin, las historias son diversas gracias a las temáticas y miradas de cada director; muchos se hacen preguntas por su propio contexto o sus propias vivencias y el caso de Laura Mora con su película Matar a Jesús, se basa en el asesinato de su papá en la capital antioqueña.
Esta cineasta hace parte de la nueva oleada de cine colombiano; la directora y guionista es reconocida principalmente por su largometraje anteriormente mencionado, aunque su debut en esta cara audiovisual comenzó con la cinta Antes del fuego en 2015.
Crédito: Foto obtenida de Cine Maldito.
El tesoro del patrimonio
Dentro de los incentivos que se promueven para el desarrollo y la producción del cine en Medellín, hay un espacio dedicado al cuidado y esparcimiento de los antecedentes cinematográficos que llaman patrimonios y que por eso recogen gran valor. La Gestión de Archivos Audiovisuales Cinemateca hace parte de la convocatoria Estímulos para el Arte y la Cultura de la alcaldía de Medellín; con este, buscan promover que el patrimonio audiovisual de la ciudad sea preservado y promovido a través de proyectos de inventarios, catalogación, digitalización, entre otras.
Crédito: Fotografía de El Tiempo.
Cuando gana el cine
Entre el apoyo público que tiene el área cinematográfica en el país, el Fondo para el Desarrrollo Cinematográfico (FDC) es un gran aliado. Andrea Afanador, directora de Programas FDC y Formación, indicó en el 2019 que se entregaron más de 8 mil millones de pesos entre las diferentes modalidades de la producción de cine.
Para ese año, se seleccionaron 83 proyectos para recibir los beneficios del Estímulo FDC. “Tengo el corazón lleno de felicidad y lleno de satisfacción”, contó Martha Rodríguez, una de las participantes ganadoras del incentivo.
Crédito: Fotografía sacada de un video de Proimágenes Colombia.
Cine como espacio de consciencia
Algunas películas tienen la misión y otras sencillamente lograr conmover y penetrar en la mente de los espectadores hasta no dejarse olvidar. Adicionalmente, alcanzan una cobertura y recepción especial. Cintas como El abrazo de la serpiente, nominada en 2016 al Oscar como mejor película extranjera y dirigida por el cineasta colombiano Ciro Guerra, es un ejemplo.
Esta película de 2015 contribuyó al reconocimiento del cine colombiano sumado a los escenarios que reflejan la grandeza y riqueza natural de una parte del país, donde, a través del cine, se respetaron los espacios y sonidos de la selva viva y se permite hacer reflexiones a la par con el deleite de las imágenes.
Crédito: Fotografía obtenida de Semana.